sábado, 26 de septiembre de 2009

Entre chanchos





Chovet: 26-9-09
Cuelga la ropa tendida de un cable de alhambre que va desde un paraíso a un ciprés.
Cantan los pájaros, calandrias, tordos, horneros, torcaza, perdices, cotorras... y los gallos, por supuesto.
Esta es la foto sacada en medio de la nada. Le hemos puesto cara al galpón, al silo (con su chimango), al bombeador del agua (acaba de cesar su ruido, pues lo han detenido).
Héctor de Gregorio, del que el pequeño David es un calco jóven y europeizado, nos llevó a dar de comer a los chanchos (más de 200 cabezas) y a los lechoncitos, separados de sus madres tras el destete.
Lidia prepara los fideos, toda hospitalidad; antes lo hizo con el café, el mate, la torta... el choripán lo hizo el padre (la brasa es cosa de los hombres).
Pinos y sauces, acariciados suavemente por la brisa pampeana de esta soleada mañana de primavera. Volviendo las chanclas a los pies. El único pasadizo hacia el progreso es la ruta 33, que va de Rosario hacia el Sur y se la ve a lo lejos, casi a un kilómetro de la casa, con un incesante ir y venir de chatas de diferentes tamaños...
Un "peludo", que por la explicación debe ser algo parecido a un armadillo, ha excavado la raíz de un paraíso sobre las ruinas de un carro. Héctor de Gregorio ha colocado el nido caído de un hornero y trata de hacernos entender la estructura interna de esta sofisticada vivienda para aves.
Tom, Jerry, Pita, Peter... son algunos de los perros. Bien mansitos. Tom descansa a la sombra del banco sobre el que escribo.
Y así todo. Lidia, de 62 años ya nació en esta casa. Su raíz parece agarrar de donde la nuestra, del centro del planeta. De seda y azahar. Aquella casa en la huerta murciana, entre bancales y cuadras. Acequias, tablachos... Los mismos rosotros arrugados, ojos entornados y sabios; manos agrietadas de labor.
Los horneros pasean saltarines buscando barro para construir sus nidos y las torcazas cantan (recuerdan a las tórtolas).
Ya estan los fideos.
Héctor nos enseña el registro anual de lluvias. El año pasado fue seco. Mes a mes todo queda registrado durante años, paras saber cuándo vendrá la lluvia. Parte de la tierra descansa ahora para la próxima siembra del maíz. Hay cebada y habrá soja, pero hay que rotar la tierra pues este cultivo la castiga en exceso.
Vamos a la mesa. Se pasan los fideos.

PD: las cotorras llegaron emigrando de Entre Ríos, debido a la construcción del puente entre Rosario y Victoria. 40 Km sobre el ancho del río Paraná.

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