12 de octubre. Día de la Hispanidad, conocido aquí como el día de la raza. Fecha en que los españoles llegaron al continente americano. Descubrimiento, lo llaman los libros de historia. Invasión, lo consideran los descendientes de las civilizaciones milenarias que casi desaparecieron en nombre la verdadera fe. Saqueo, genocidio... pero claro, había que evangelizar a esos pobres salvajes, dotarlos de alma...
De nuevo, se da la casualidad de estar en el lugar idóneo en el momento justo. Frente al Congreso (monumental edificio de corte neoclásico), una especie de mercadillo adjunto a un escenario. Desde mediodía estamos aquí, cercanos al puesto en el que Sach'a vende platos típicos de cocina andina. Tamales de carne, api, pastel de Quinua...
Se ven numerosas Wiphalas, esto es, emblema de la Confederación Tawantinsuyu (las cuatro regiones del sol, mal llamado imperio Inca) que representa desde hace 5517 años a los pueblos desde el sur de Colombia y Ecuador al norte de Argentina y Chile. Se trata del contrafestejo de este día, la reivindicación de diferentes identidades culturales ignoradas y reprimidas durante siglos de colonialismo occidental.
La Wiphala contiene los siete colores del arco iris, ordenados en filas diagonales de siete cuadrados cada una. Este símbolo es sagrado. Su simbología encierra toda una filosofía, en buena parte desconocida, en la que la tierra (Pachamama) sería la madre y el sol (Inti) el padre. Cuatro de sus colores representan los puntos cardinales de las regiones. También encierran en ellos los distintos elementos de la naturaleza y contiene la Chakana, renombrada después por los conquistadores como la constelación de la Cruz del Sur. En la mayoría de ellas, la diagonal central es blanca, pues es el color que representa a los pueblos del sur de la confederación, los situados de Cuzco hacia abajo (el Qollasuyu): el norte de Argentina.
Al cabo de unas horas bajo el espléndido sol de este día, escuchando coplas, tonadas del norte y otros cánticos folklóricos, empezamos a movernos. Arranca la marcha. Invadimos el asfalto por Callao hasta Corrientes. Imagínenselo. ¿Qué demonios hacen dos gallegos en medio de una movilización que tiene cortada al tráfico calle Corrientes, y va rumbo al obelisco de 9 de Julio? A los pocos minutos ya coreamos los cánticos. "En la falda de aquel cerro tengo mi pueblito, milenario y misterioso llamado Italaqué". "5 siglos resistiendo, 5 siglos de coraje, van teniendo siempre la esencia. Y es tu esencia y es semilla y está dentro nuestro por siempre. Se hace vida con el SOL, y en la Pachamama florece." Toda la barra de Sikuris con sus bombos y flautas de pan a nuestra espalda. El cuerpo se inquieta y acompaña rítmicamente su caminar bailón. Un delirio.
Estuvimos ahí, como podíamos haber estado en otro lugar. Elegimos bien, y eso que el concierto de los Fabulosos Cádillacs era muy tentador. Sentimos y conocimos. Tocamos un poquito la raíz. Por momentos nos sentimos cóndor, acostumbrados a ser águilas.
Terminamos esta publicación recomendando un vídeo muy interesante, realizado por Chaski Producciones, para quien esté interesado en iniciarse un poco en el tema del que venimos hablando: http://www.youtube.com/watch?v=SjS6J+2fct8 y http://www.youtube.com/watch?v=LQx7c6360-U
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